LECCIONES DE VIDA: NO ELIJAS A LA PERSONA, ELIGE A LA FAMILIA
- Camila Rodriguez
- 13 nov 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 12 feb
Hola hola mamás!
Hoy quiero hablar de un tema súper importante para mi, y es la familia que elegimos en la vida al momento de casarnos o comprometernos emocionalmente con alguien. Y es que durante la fase del enamoramiento es muy fácil que pasemos por alto algo tan importante como esto.
Muchas veces estamos tan ciegos por esa etapa de mariposas en la barriga, que pasamos por algo situaciones, comportamientos o aspectos negativos en la familia de nuestra pareja, pues finalmente, prima el estar bien con ellos. Sin embargo, después de llevar varios años casada y haber vivido bastantes situaciones incómodas, en las que he tenido que vivir momentos de tensión por cosas que no estoy dispuesta a tolerar o límites que no estoy dispuesta a estirar con la familia de mi esposo, me siento casi que en la obligación de hablar del tema.
Por un lado, sí creo firmemente que al momento de casarnos o elegir compañero de vida, debemos tomar la decisión conscientemente y entendiendo que a partir de ese momento no es “tu familia” y “mi familia”, “tu gente” o “mi gente”, es nuestra familia, nuestros amigos. Obvio, entendiendo esto desde un punto de vista saludable y no desde el aspecto tóxico de falta de individualidad dentro de la pareja. Pero si, a sabiendas de que estamos eligiendo ser parte de este nuevo círculo tan sublime que es la familia que además, en un acto completamente desinteresado nos está abriendo las puertas.
Yo tuve la fortuna de conocer a la familia de mi esposo incluso mucho tiempo antes de conocerlo a él. Esto ha sido una gran bendición para mí, puesto que, me permitió desde el principio tener una relación bastante cercana con cada uno de ellos. A mi suegro lo admiro desde mucho antes de ser mi suegro, admiro su corazón, su carisma, su empuje. A mi suegra la llevo muy profundo en mi corazón desde antes de conocerla, pues en su entrega por los que ama, le abrió desinteresadamente las puertas de su hogar a personas que para mí son importantes, y del mismo modo, recibió mi hogar, mi cultura, mis creencias como las suyas propias y se interesó desde un principio por romper en la medida de lo posible la brecha que estas diferencias podrían haber causado entre nosotras. Mis cuñados fueron cómplices en esos primeros meses de noviazgo en los que incluso viajaron varias veces para acompañarnos y pasar tiempo con nosotros. Y así, cada uno de ellos me dio la oportunidad de conocerlo y conocerme antes de tomar la decisión de ser oficialmente parte de la familia (ojo que no creo que se necesite firmar un papel para ser parte de una familia, pero si es necesario tomar la decisión de serlo).
Esta unión que siento con ellos, me ha permitido establecer límites claros a la hora de recibirlos en mi hogar, me ha permitido explorar mi rol como madre en entornos distintos, pero seguros, me ha permitido ser la mamá que quiero ser, pues siempre se han esforzado por darme seguridad y paz, y sobretodo, me han enseñado a convivir, respetarnos los unos a los otros y dar amor sin esperar nada a cambio.
En cierta oportunidad, llego alguien a la familia con quien yo no tenía mucha cercanía. Éramos personas completamente opuestas, en cuanto a principios y valores, creencias, metas, mentalidad, personalidad, y todos los otros componentes de una persona. Si yo era blanco esta persona era negro. Sin embargo, todos en la familia recibieron a esta persona con los brazos abiertos, y perdonaban una y otra vez sus ofensas. En mi mente, era imposible que nadie se diera cuenta de cuanto daño esta persona podía causar, y cada vez me llenaba de más motivos para alejarla. Sin embargo, día tras día todos los demás seguían perdonando y aceptando. Al traer el tema a colación, uno de ellos me explicó que si bien entendía de que forma yo me podía sentir incómoda, como familia debíamos aceptar a esta persona, pues de otra forma estaríamos alejando a un ser querido y los únicos afectados seríamos nosotros mismos.
Al final del día, me enseñaron que la familia no es aquella que comparte un vínculo biológico, sino aquella que comparte un vínculo espiritual. Hoy entiendo a profundidad la importancia de elegir bien, pues esta familia que escogemos hoy para nosotros, será en un futuro los abuelos, tíos y primos de nuestros hijos. Tenemos que pensar muy bien en que entorno queremos que ellos crezcan y claramente estar tranquilos con que sus principios se alinean con los nuestros.
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