Ser mamá no me descalifica como profesional
- Camila Rodriguez
- 26 mar
- 2 Min. de lectura
Hola hola mamás!!
Hoy quiero hablar de un tema bastante complejo, y es ese conflicto, o casi que estigma que tenemos las mamás solo por el hecho de serlo.
Personalmente reconozco que estoy en un entorno bastante exigente, bastante competitivo. Como médicos, estamos casi que configurados para respirar, soñar, y vivir en torno a nuestra carrera. Evidentemente esto es fundamental, pues que nos enfoquemos implica menos riesgo para nuestros pacientes, y al final del día, tenemos en nuestras manos la vida de muchas personas.
Sin embargo, no dejamos de ser humanos.
Quiero reconocer con muchísima vergüenza que muchas veces prefiero esconder el hecho de ser mamá, pues ya muchas veces he sido juzgada muy duramente por otros profesionales de la salud por serlo.
Entiendo perfecto que en mi medio no es común ser madre en este punto de la carrera. Somos muy pocas. Muchos prefieren ser especialistas, su especialistas o fellows antes de tener una familia. Eso lo admiro y lo respeto. Las horas que debemos dedicar a estudiar, el estar todo el día y muchas veces la noche también en la clínica, y demás, implican un gran desafío a la hora de tener hijos. Pero eso no quiere decir que los que escojamos algo distinto somos menos.
Yo tengo hijos, pero también tengo una responsabilidad enorme con mi formación, con entregar lo mejor de mí para asegurar una adecuada atención para todos.
Yo personalmente tuve la fortuna de poder planificar muy bien mi maternidad previo a la gestación. Cuando tuve a mi primer hijo estaba apenas en octavo semestre de la carrera de medicina. Con el segundo estaba en internado. Evidentemente esto representó sacrificar tiempo con ellos, pero también noches interminables estudiando, días con ojeras por la falta de sueño, madrugadas para aprovechar todos los minutos de estudio.
Implico también que mi esposo tuvo que responder por los niños por mucho tiempo. Implico que fuera el quien se encargara de organizarlos en las mañanas, llevarlos y recogerlos del colegio, estar pendiente de las tareas y demás. También conllevó a la necesidad de formar un muy sólido sistema de apoyo. Con los niños todo debe ser programado para asegurar un bienestar total.
Voluntariamente me privé de muchos momentos importantes con mis hijos por la responsabilidad que siento con mi carrera, pero eso nunca era suficiente, igual los especialistas muchas veces hacían comentarios bastante despectivos y descalificadores. Me juzgaron una y otra vez porque “no era el momento para tener hijos”. Quizá no lo era para ellos, pero para mí sí.
Esta es solo mi experiencia, pero con ella quiero hacer una invitación a validar a las mamás que trabajan, a entender que el hecho de ser mamás no nos hace menos profesionales, no nos hace peores trabajadoras. El ser mamá no implica dejar de lado todos los demás aspectos de nuestras vidas. Seamos un poco más respetuosos por favor.
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